(Viena, 1755 - París, 1793) Reina de Francia. Hija de los emperadores de
Austria, Francisco I y María Teresa. Mujer frívola y voluble, de gustos caros y
rodeada de una camarilla intrigante, pronto se ganó fama de reaccionaria y
despilfarradora, lo que más se recuerda de María Antonieta es su dramático
final: detenida junto con el rey y otros nobles cuando trataban de huir de
París, fue juzgada por el Tribunal Revolucionario y condenada a morir en la
guillotina. María Antonieta era la encarnación del Mal; para muchos otros fue
una reina mártir y un símbolo de la majestad y la entereza. Desde su nacimiento
en 1755, María Antonieta Josefa Ana de Austria, más conocida como María
Antonieta de Austria, había vivido sumergida en la suntuosidad de la corte
vienesa, rodeada de atenciones y ternura. A los 12 años supo que iba a ser
reina de Francia. Su madre se dispuso a hacer de ella una perfecta princesa parisina
y le asignó dos expertos que se ocuparan a fondo de la futura cabeza real: un
preceptor eclesiástico y un ilustre peluquero. A los 14 años, cuando se casó
con el duque de Berry, entonces Delfín y futuro rey Luis XVI, María Antonieta
era ya una deliciosa muchacha espléndidamente formada, con un exquisito rostro
oval, un cutis de color entre el lirio y la rosa, unos ojos azules y vivos
capaces de condenar a un santo, un cuello largo y esbelto y un caminar digno de
una joven diosa. El matrimonio con el futuro rey de Francia fue bendecido el 16
de mayo de 1770. Hubo fastos, desfiles, grandiosas fiestas y solemnidades.
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